El sector ortoprotésico, formado en nuestro país por más de 3.000 establecimientos, desarrolla su actividad bajo unos marcados estereotipos que generan en la sociedad una imagen falseada o al menos muy alejada de la realidad diaria de sus profesionales. A través de este blog, pretendemos ofrecerte un retrato detallado de un colectivo profesional que apuesta por un continuo proceso de adaptación a las Nuevas Tecnologías y por una cuidada y esmerada atención a sus pacientes.

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La impresión 3D, una aliada de futuro

La impresión en tres dimensiones es una de las tecnologías de presente (y futuro) llamada a revolucionar la industria, sobre todo en el uso de nuevos materiales y en la reducción de los costes de producción. De hecho, esta nueva tecnología ya es una realidad en los procesos de aceleración de prototipos para profesionales de la ingeniería, la arquitectura, y cómo no, para la creación de prótesis más económicas y a la medida de las necesidades de cada paciente. Reducción de costes y personalización, dos ventajas muy interesantes en especialidades como la ortopedia infantil, en la que se requieren continuas y costosas adaptaciones de la prótesis a medida que el niño o la niña crece.

Teniendo en cuenta estas ventajas, no es de extrañar que la manufactura aditiva ya está siendo ampliamente usada en la creación de prótesis dentales, reconstrucciones de rodilla o reemplazos de cadera, entre otras técnicas. Pero sobre todo donde más se está aprovechando las ventajas de esta tecnología es en la creación de prótesis internas, en las que se utilizan materiales biocompatibles adecuados para este tipo de cirugía ortopédica.

Por su parte, en las prótesis externas el avance de la impresión 3D está incidiendo fundamentalmente en la asequibilidad de los productos protésicos generados. Es muy común ver en la Red iniciativas como la desarrollada por e-Nable, una organización benéfica, que ha creado un código abierto llamado Raptor Reloaded, que permite a cualquier persona con una impresora 3D producir una prótesis a bajo coste. El principal inconveniente de este tipo de iniciativas es su escasa adaptabilidad a las circunstancias concretas de cada paciente, debido a que sus funciones aún son estándar. Un hecho que solo puede ser resuelto sin inconvenientes para el usuario, por un técnico ortoprotésico que supervise cómo esa prótesis se integra en cada uno de los usuarios.

Sin lugar a dudas, esta tecnología de futuro seguirá aportando sus ventajas a la ortopedia en los próximos años. Como es el caso de la ortésica plantar, en la que ya se está incorporando con éxito a sus procesos de fabricación aportando un alto grado de personalización del producto. Además, ofrece una ventaja añadida: la generación del archivo digital, a través del cual se fabrica la plantilla, permite la reposición rápida de la misma en caso de rotura o pérdida sin la necesidad de repetir todo el proceso de toma de medidas.

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